La Leyenda de los Zolezzi

Zolezzi era una mujer pagana, amante de los guerreros celtas y las artes oscuras. Vivía en las calles del centro de Roma, entreteniendo civiles con sus cantos divinos y su música envolvente. Ella fue, sin dudas, amante de muchos guerreros que pernoctaban en los puertos de la nación y se aventuraban a su encuentro, ya que su música era famosa en todo el territorio celta.

Un día Zolezzi, interpretando música folklórica, conoce a Donatus, un guerrero que exploraba los dominios de su amo Eliot, hijo bastardo del Emperador, aunque éste no tenía idea de su existencia, y se fija en Zolezzi. Días después de su encuentro amoroso, Donatus zarpa de nuevo a otras tierras, dejando a Zolezzi en Roma. Dice la historia que Zolezzi tuvo un hijo de Donatus al que llamó Athos. Pasaron los años, Donatus no regresó y Zolezzi vendió a su hijo al Señor Eliot para que lo criara como guerrero.

Cuenta la leyenda que uno de los tantos guerreros de la época del Imperio Romano logró conquistar su libertad masacrando a sus amos y tomando a su mujer, esclava preferida del Emperador. Se refugiaron en el unas cuevas naturales en el centro de Roma, donde erraba Zolezzi, que en ese entonces estaba rodeado de bosques y animales salvajes, haciendo de éste su territorio a partir de entonces. El guerrero mató a Zolezzi, quien antes de morir lo maldijo con una marca en forma de cruz celta que cubría la mitad de su rostro. El nombre de este guerrero era Athos, quien no tenía idea de que acababa de matar a su madre, quedando verdaderamente impactado por su poder.

Athos y su mujer Bárbara, quien no era de origen celta, tomaron el apellido Zolezzi (Nombre artístico de la madre de Athos) y construyeron su hogar en el centro de Roma, criando ahí a su descendencia que hasta el día de hoy ha durado incontables generaciones. Otros afirman que Athos tenía hermanos, también guerreros descendientes de Zolezzi, que amaban esclavas al tocar puerto en distintas naciones del territorio celta, segregando su descendencia por todo el continente, más Athos es el jefe Alfa, y su descendencia la única tomada en cuenta en la historia familiar. Todos tenían la marca en forma de cruz, señal de la maldición que había caído sobre Athos.

El padre de Athos era tan poderoso como Zolezzi, a quien nunca conoció, pero éste embarazó a una mujer al oeste de Roma, quien dio luz a un niño llamado Agnus, medio hermano de Athos. Él sería posteriormente el Alfa de los Delacroix.

Las generaciones siguientes conservaron el legado de su padre Athos. Muchos hijos entrenaron para llegar a ser grandes guerreros y honrar el apellido de la familia, descubriendo una fuerza sobrehumana y la capacidad de manipular la temperatura y el fuego, lo que prefirieron mantener en secreto. La marca otorga habilidades únicas a quien la posee, por lo que no se ha establecido un patrón específico.