Historia de los Dinapoli

Historia de la familia

La historia de la familia Dinapoli comenzó hace más de 10 siglos, es un poco diferente a las historia de las familias comunes, comenzando porque desde ese momento dejamos de serlo para tener nuestro propio estilo de vida, habilidades propias y creencias totalmente diferentes. Todo comenzó conmigo Paeon Dinapoli, un romano de nacimiento, valiente, audaz, dedicado… pero claro que estaba el asunto que era diferente, la suerte siempre estaba de mi lado, todo se trataba de huir de los espejos, no pasar bajo escaleras, tener cuidado con los saleros, mantenerme lejos de los gatos negros, y por sobre todo buscar tréboles de 4 hojas.

La suerte siempre estuvo de mi lado, una excelente esposa Aquilina a la cual amaba enormemente, unos chiquillos rubios con ojos claros igual que ella, Savior y Anne, mis hijos. Claro que jamás espere que mi suerte cambiara así tan drásticamente, de un segundo para otro. Pero ahora que lo pienso, todo comenzó cuando vi aquel perro negro mirándome fijamente mientras yo estaba en la ventana aquella oscura noche.

Pensarán que estoy demente por decir que un perro me miraba fijamente, claro que allí jamás pensé que los perros negros serían un mal augurio, ¿No eran los gatos los que atraían aquello? Al parecer no era así.

Desde aquella noche todo cambio, mi esposa dejo der ser una mujer cariñosa y responsable para estar siempre asustada, aterrada, diciendo que venían por ella, en esos momentos no comprendía de que se trataba todo aquello, y realmente no le comprendí ni siquiera cuando fue demasiado tarde. Me encontré en una situación extraña, observaba como a mi esposa parecían despedazarla un montón de mordidas en segundo que yo no sabía de donde provenían porque no lograba ver nada.

Mi esposa muerta, ahora a dos hijos que tenía que cuidar, era simplemente demasiado. Mi suerte se fue casi en un segundo luego de aquello, nada podía salir bien y luego de unos pocos días no tenía ninguna opción. Claro que cuando salió una única opción la tome, un hombre me había comentado que había una hechicera fiable, que era necromante, podía conversar con los muertos incluso controlarlos y realmente necesitaba saber que había pasado, necesitaba buscar a la cosa que había matado a su mujer.

Era verdad aquello, era una hechicera a la que había tenido enfrente en aquel momento, supo mi nombre sin siquiera verme, sabía porque iba a verla y también sabía que había atacado a mi esposa. “Perros negros” eso le daba más ciencia a todo, por eso es que había visto el perro antes. Aunque hubo algo que cambio todo, me dijo que no podía verlos porque nunca había estado al borde de la muerte, ofreció ayudarme con eso y no lo dude en ningún instante, dijo que sería diferente desde ese momento, que de ese momento en adelante mi familia, mi descendencia tendría ese regalo, ese poder que nos hacía diferentes.

No recuerdo mucho de lo que paso luego, un dolor intenso, como fuego, ahora tenía una daga clavada en mi abdomen.

Desperté un par de días luego, la daga en mi mano y un troco de papel donde tenía escrita algunas cosas que debía de cumplir para que los poderes siguieran activos. Pude notar la marca que ahora estaba grabada en mi pecho. No comprendía de cuales poderes hablaba, pero al poco tiempo lo conseguí entender, controlar el agua era algo que ahora podía hacer, y ahora mi hijo Savior me ayudaba a practicar y además cuidaba a Anne.

Ahora sabía que había más cosas de las que cualquier humano podía ver o entender, más de las que jamás hubiera si quiera imaginado, poco tiempo después a mis dos hijos le aparecieron las marcas y con ello los poderes. Ahora si estábamos listos para ir tras aquellos perros negros y cualquier cosa que se nos pusiera en frente.